Hay veces que resulta difícil decir qué es lo mejor de un concierto, si los artistas, la música, la puesta en escena, el ambiente que se respira... Pero si los Pet Shop Boys siguen siendo lo que son ahora después de tantos años, es porque saben combinar muy bien todos estos elementos. Puede que yo no sea la persona más indicada para decirlo porque sólo soy una humilde neofan que ha ha asistido a dos conciertos solamente (recapitulemos, mi primer concierto fue en Vigo, hace poco más de un mes). Pero hay cosas que se notan desde lejos sin necesidad de ser un experto en el tema.
Probablemente los Pet Shop Boys no sean un grupo que mueva masas y masas de gente, pero siguen siendo lo que son gracias a ese público tan fiel que les sigue desde hace veinte años. Un público que ha crecido con ellos y que después de tantos conciertos siguen viviendo cada espectáculo con la misma ilusión que los inicios. Fans que me asombran con su sabiduría y esas ganas que tienen de transmitir todo lo que saben a los que nos estamos iniciando. Quizás eso sea lo mejor y lo que hace que cada día tenga más interés acerca de este grupo.
Sólo había que ver el Espai Movistar el martes pasado por la noche para comprobar esa eufória de la que hablo. Aunque era mi segundo concierto no podía evitar sentir la misma emoción que sentí en el primero. No sé si era por el hecho de ser una neofan o por el ambiente que se respiraba por allí. Creo que esto de la eufória colectiva es algo contagioso. Pues bien empezó el concierto, pero desde el principio noté el ambiente un poco demasiado soso, no se si era por algun problema de sonido que hubo al comienzo o porque realmente la gente no estaba animada. Pero, por suerte, sólo fue cosa de unos momentos, conforme fue avanzando la noche la cosa empezó a cambiar y lo que empezó con algo de sosería acabó siendo un show apoteósico. De lo mejor que he visto en mi vida.
Psychological, Left to my own devices, I'm with stupid…. pero, desde mi punto de vista, la cosa mejoró cuando por fin empezaron a tocar Minimal enlazada con Shopping. Los afortunados de primera fila fuimos capaces de llamar la atención de todo aquel que había encima del esenario cuando levantamos las pancartas que habíamos preparado y que deletreaban el estribillo de ambas canciones. Fue divertidísimo ver la cara que ponían cuando lo vieron y yo, personalmente, no podía dejar de reir pensando en como nos estaba quedando. Era para verlo. Incluso al acabar, Neil comentó que le había gustado mucho ese detalle.
Y el show siguió adelante, ahora mismo no recuerdo muy bien que canciones tocaron justo después, creo que West End girls y alguna más, pero el momento más impactante para mí y creo que para todos aquellos que estaban alli presentes llegó de la mano de Home and Dry. Neil dijo "now, let's get a bit calm" (o algo parecido, si no recuerdo mal), cogió su guitarra acústica, se sentó en en el diván y los primeros acordes de Home and Dry empezaron a sonar. Como yo digo, Neil estaba más chulo que un ocho al revés. Y en ese momento se metió al público de lleno en el bolsillo y a mí la primera. Es una canción preciosa, que desde la primera vez en que la escuhé me dejó alucinada pero su manera de llevarla al directo es todavía más impresionante. Desde que que empezó a sonar hasta que acabó, el público empezó a corearla, llegando a eclipsar la voz de mister Tennant. Si en aquel momento hubiera tenido a Neil delante de mí y no en la otra punta, creo que me hubiera puesto a llorar de la emoción.

Podrá sonar muy cursi pero es la verdad, me llegó al alma. Al terminar la gente se deshizo en aplausos y empezó a gritar "torero, torero". Desde luego, nos había enamorado a todos y he de decir que para mí fue el momento más bonito de todo el concierto.
Entonces siguieron adelante con Numb, Dreaming of the Queen, You were always on my mind (no recuerdo muy bien si este fue el orden correcto), pero otro momento que desató la euforia fue The Sodom and Gomorrah Show.

Entonces todo el mundo se volvió como loco, no sólo por la canción en si sino por la escenografía y toda la puesta en escena. Simplemente alucinante. Esa canción consigue ponerme de buen humor siempre que la escucho pero en directo, consigue hacerme saltar y gritar como una loca. Quien me ha visto y quien me ve.
El broche final, lo puso Go West. Esa es también una de las más especiales para mí ya que fue gracias a su correspondinete viedeo que me picó la curiosidad por coocer más cosas sobre el grupo. Aparte, es también como una especie de himno para todos sus fans así que ya podeis imaginaros como estaba aquello.

Estabamos todos extasiados por lo que había sido un concierto extraordinario y creo que incluso los Pet Shop boys lo pasaron bien al ver una gente tan entregada.
Y así podría tirarme horas y horas comentando todas y cada una de las canciones que tocaron y el efecto que causaron en mí, pero muchas veces, las palabras no son suficientes para describir ciertos sentimientos y experiencias. Hay que vivirlo para entenderlo.

La verdad, no podría decidirme cual de los dos conciertos que he visto es mejor, si el de Vigo o Barcelona, porque a pesar de ser el mismo show, fue diferente o almenos, yo lo viví de manera diferente así que pienso que cada uno fue especial por una serie de motivos.
Pero si hay algo que quiero tener en cuenta es que lo que hizo los dos conciertos algo especial no fue solo el espectaculo en si. Fue la buena compañía, los momentos frikis, la espera en la cola, el cansancio acumulado...Todo esto rodea las circunstancias de algo especial y más para mí, que todo esto me resulta nuevo y me llama muchísimo la atención. Si hay algo que ha hecho que este sea mi verano inolvdable son todos estos momentos que se quedan grabados en mi memoria y en mi corazón así que espero volver a revivirlo cuando vuelvan con su tour mundial. Eso si que no me lo pierdo. Como yo digo, las mejores cosas de la vida no son cosas.