Hasta ayer nunca me había tenido la muerte de nadie tan cerca, nunca había sentido la pérdida de alguiena quien quieres, y nunca me había dado cuenta de lo frágil que llega a ser la vida. La muerte de mi abuelo nos ha pillado a todos por sorpresa porque no era un hombre tan mayor, tan sólo tenía 75 años, y tampoco estaba enfermo. Llevaba una vida normal, como cualquier otra persona. Pero a cada uno le llega su hora y eso algo que tarde o temprano todos tenemos que afrontar, sólo que a él le ha tocado ahora. Pero ahora sólo pienso en lo injusta que ha sido la vida con él y con mucha otra gente de su época.
Vino al mundo en una ciudad llena de pobreza, de miseria y de hambre, de la que tuvo que él y su família tuvieron que marcharse cuando tan sólo era un niño para ver si encontraban algo mejor. Y lo que encontró con sólo cinco años fue una maldita guerra que duró tres años y que al acabar, dejó el pais peor de lo que ya estaba. Mi abuelo fue un hombre con el que la vida no se portó nada bien, nunca tuvo una infancia digna, nunca tuvo a nadie que le quisiera de verdad y eso le convirtió en un hombre solitario, desconfiado, con mal carácter...Pero aun así, pese a todas sus cosas malas, era mi abuelo y no se merecía morir de esta manera, sin que no pudieramos despedirnos de él ni acompañarle en sus últimos momentos. O almenos yo pienso que no se lo merecía. Pero supongo que la vida no mira quien merece o quien desmerece las cosas, simplemente sigue su curso y hace que las cosas ocurran sin dar explicaciones.
Y ahora me encuentro pidiendole a un dios en el que no creo que por favor lo trate bien, que sólo espero que allí donde esté, si es que está en alguna parte, que piense en nosotros, que piense en todo lo que hemos hecho por él, y que ese sitio en el que ahora está sea un buen lugar y que de verdad se sienta agusto. Eso es lo único que quiero, que esté bien.
Vino al mundo en una ciudad llena de pobreza, de miseria y de hambre, de la que tuvo que él y su família tuvieron que marcharse cuando tan sólo era un niño para ver si encontraban algo mejor. Y lo que encontró con sólo cinco años fue una maldita guerra que duró tres años y que al acabar, dejó el pais peor de lo que ya estaba. Mi abuelo fue un hombre con el que la vida no se portó nada bien, nunca tuvo una infancia digna, nunca tuvo a nadie que le quisiera de verdad y eso le convirtió en un hombre solitario, desconfiado, con mal carácter...Pero aun así, pese a todas sus cosas malas, era mi abuelo y no se merecía morir de esta manera, sin que no pudieramos despedirnos de él ni acompañarle en sus últimos momentos. O almenos yo pienso que no se lo merecía. Pero supongo que la vida no mira quien merece o quien desmerece las cosas, simplemente sigue su curso y hace que las cosas ocurran sin dar explicaciones.
Y ahora me encuentro pidiendole a un dios en el que no creo que por favor lo trate bien, que sólo espero que allí donde esté, si es que está en alguna parte, que piense en nosotros, que piense en todo lo que hemos hecho por él, y que ese sitio en el que ahora está sea un buen lugar y que de verdad se sienta agusto. Eso es lo único que quiero, que esté bien.
