Espejito, espejito

Como si de un cuento de hadas de tratase, cada día nos miramos al espejo y le pedimos que nos enseñe aquella imagen que, aparentemente, nos corresponde. Nos miramos a nosotros mismos para reconocer aquellos errores que queremos disimular y exaltar aquellas virtudes de las que nos enorgullecemos. El espejo como aquel lugar donde podemos encontrarnos, una y otra vez, con nuestro propio yo.

Pero, quién nos asegura que esa realidad que vemos no es una ficción? Alomejor, si nos miraramos a nosotros mismos, con nuestros propios ojos y no a través de un cristal, descurbririamos que en realidad no nos conocemos. Quizás estamos ciegos ante lo que realmente importa. Quizás no queremos ver más allá de lo visible por miedo a desvelar lo que queremos ocultar. Entonces, quienes somos? Aquello que nuestro reflejo muestra o aquello que se esconde detrás del espejo?